Presentamos Conitos: ¡de nada!
Publicado por Alan Ozzuna en
Cuando era niña, tener un conito era una experiencia mágica que pasaba quizás una vez al año. Solo los Havanna los hacía en ese momento y los Havannas se hacían en Mar del Plata (a 500 kilómetros de Buenos Aires), así que a menos que alguien te los trajera, ¡eran muy difíciles de conseguir!
La parte divertida para mí fue la forma, ya que puedes morder solo la punta de la montaña y dejar la galleta si quieres, algo así como una experiencia Oreo, ¡pero mucho mejor! Los conitos tienen una tonelada de dulce de leche: el equivalente a una cucharada entera (mi objetivo de ingesta diaria) más una capa de chocolate amargo. ¿Qué puede salir mal?
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